Muchas personas se preguntan en que consiste examen de piel profesional, te damos los pasos a seguir.
Ficha diagnostico
El primer paso con el paciente es rellenar una ficha diagnostico. Tenemos que hacer una serie de preguntas, que nos dará información sobre el aspecto de la piel. Podemos preguntar sobre la edad, si es fumador@, si realiza ejercicio, enfermedades importantes, algún accidente, si tiene hijos, hábitos y costumbres sobre los cosméticos que utiliza a diario. Además, se recomienda preguntarle si tiene alguna enfermedad o alergia en su piel.
Con todos estos datos, podemos realizar una ficha muy completa, que nos ayudará a tratar la piel con unos cuidados muy personales, en caso de ser un cliente habitual. Ello ayudará al profesional analizar en profundidad el diagnóstico de piel y orientar al cliente de los cuidados que se debe realizar en cabina y en casa.
Examen visual de la piel
Tenemos que realizar un correcto examen visual de la piel, para ello seguiremos unos pasos que son necesarios para determinar el tipo de piel. Observamos el aspecto general de la piel, utilizamos una buena luz dirigida a la zona a tratar. Comprobaremos si esta uniforme, la tonalidad del color de la piel, si es brillante, tamaño de los poros, distribución del vello, si existe rojeces o granitos.
Todos estos aspectos, también los anotaremos en la ficha personal de cliente, para ir comprobando los cambios que vayan sucediendo en la piel durante los tratamientos sucesivos.
Examen con aparatología
Los siguientes aparatos, nos ayudarán a determinar un corrector análisis de la piel.
Lupa: Con la lupa podremos observar con detalle la piel de la persona que debemos tratar. Consta de un cristal con cinco aumentos, esto nos ayuda a ver la zona ampliada, también dispone de una luz para mejorar su visión.
Lámpara de Wood: La luz que proporciona la lámpara de Wood no es visible, siendo su característica principal la fluorescencia. Estas lámparas no sirven para alumbrar, sino para hacer evidentes las irregularidades de una superficie. Es una eficaz herramienta para diagnosticar con precisión casos de acné, manchas, descamación, etc. Estas alteraciones en la piel provocan una especial fluorescencia, detectable gracias a la luz ultravioleta. Para realizar esta observación, la piel tiene que estar limpia, sin restos de ningún cosmético. Mientras realizamos esta prueba, el cliente tiene que permanecer con los ojos cerrados, o cubiertos con discos de algodón y la habitación tiene que estar sin luz.
Otros aparatos de diagnóstico
A continuación, enumeramos otra serie de aparatos relacionados con el análisis de la piel.
Sonda para determinar el grado de hidratación. Se utilizan no solo para realizar el examen previo, sino también para determinar si un tratamiento rehidratante ha sido efectivo.
También hay microcámaras de aumento. Están dotadas de distintos tipos de lentes, que permiten análisis muy específicos de la piel, por ejemplo, el control de las arrugas. En su pantalla podemos ver, aumentada en tamaño, una pequeña zona de la superficie de la piel. Estos aparatos permiten incluso tomar fotografías para establecer comparaciones después de un tratamiento. De esta manera, podremos comprobar realmente si el tratamiento es efectivo.
Los denominados sebómetros indican el grado de sebo de la piel. Son capaces de representar las mediciones en una escala de números, colores o luces.
Los aparatos de termografía detectan alteraciones en zonas de la piel a través de la medición precisa de la temperatura en tales zonas cutáneas. Estos últimos están formados por una pantalla compuesta de cristales líquidos, que cambian de color, según sea la temperatura a la que están sometidos.
Examen con el tacto
Tras un riguroso análisis visual, primero a simple vista y después con la ayuda de la aparatología indicada, procederemos a realizar un examen táctil. La palpación nos ayudará a completar la información que hayamos obtenido tras el cuestionario personal y el examen visual, pues es la mejor forma de averiguar si la piel se muestra rugosa o lisa, si se trata de una piel gruesa o fina, si sufre descamación, si está húmeda, fría o caliente.
La palpación, la haremos pinzando con los dedos pulgar e índice, deslizando con suavidad por la piel. El cliente tiene que estar con la cabeza inclinada, tocaremos la zona de la mandíbula y el cuello, para comprobar si hay flacidez.
Elaboración de un test
Para asegurar un resultado fiable, lo ideal es que cuando vamos a hacer el test hayan transcurrido varias horas, entre tres y cuatro, después de que la persona se haya lavado la cara. Obviamente, la condición para un buen diagnóstico de la piel es que el cutis esté completamente libre de cualquier producto cosmético o maquillaje.
Un buen diagnóstico de la piel del cutis debería ir complementado con un estudio integral del estado de la persona, pues solo así se tendrá una visión global y completa. Es necesario valorar no tan solo si su piel es seca o grasa, sino cómo es su constitución, su temperamento, si en su silueta podemos descubrir un correcto funcionamiento de sus órganos internos, etc.
Propuesta de análisis estético
Llegado a este punto y haber realizado un estudio en profundidad de la piel con todo lo mencionado anteriormente, tenemos que informar al cliente de todos los detalles y conclusión que hemos llegado. Con honradez aconsejaremos de la mejor manera a nuestros clientes, siempre valorando su diagnóstico, sin aprovechar la ocasión para realizar más tratamientos de los que necesita.