¿Bioestimuladores? La “gran estafa”… que no lo es 😉

Últimamente he escuchado muchas opiniones, comentarios y hasta acusaciones bastante duras sobre los bioestimuladores.
Que si no sirven, que si son puro marketing, que si te venden humo…

Y como médico estético que los usa a diario, tengo que decirlo claro:
no, los bioestimuladores no son una estafa.
La estafa —si hay una— está en la desinformación, en las expectativas equivocadas, y en la impaciencia.

Así que si alguna vez pensaste en probarlos (o si ya te los aplicaste y no entendiste muy bien qué pasó), este artículo es para ti.


¿Qué son exactamente los bioestimuladores? 🤓

Te lo explico de forma sencilla: los bioestimuladores son sustancias que se inyectan en la piel para activar la producción de colágeno natural.

No te rellenan, no cambian tu rostro, no alteran tus facciones.
Lo que hacen es darle un pequeño empujón a tu cuerpo para que produzca lo que dejó de fabricar con el paso de los años.

Sí, como lo lees: no se trata de cambiarte, sino de ayudarte a regenerarte.

Y claro, como cualquier proceso biológico real, eso lleva tiempo.


Entonces… ¿por qué hay gente que dice que son una estafa? 🙄

Fácil. Porque hoy en día queremos resultados inmediatos.

  • Queremos vernos más jóvenes, pero para el sábado.

  • Queremos firmeza facial, pero que se note en las fotos de este finde.

  • Queremos rejuvenecer, pero sin esperar ni un mes.

Y los bioestimuladores no funcionan así.

Cuando alguien se los aplica y espera un efecto “wow” al día siguiente, se decepciona. Cree que no han funcionado. Y ahí es cuando empiezan los comentarios del tipo:
«me estafaron» o «esto no sirve para nada».

Pero el problema no está en el producto, sino en lo que esperabas que hiciera.


¿En qué se diferencian de los rellenos? 🧠

Esto es clave y nadie lo explica como debería. Así que aquí va:

  • Un relleno dérmico (como el ácido hialurónico) tiene un efecto inmediato. Aumenta volumen, perfila, levanta. Sales de la consulta con resultados visibles.

  • Un bioestimulador, en cambio, no rellena, sino que estimula.
    Estimula a tu piel para que vuelva a fabricar colágeno, el que perdiste con los años.

¿La diferencia?
Uno maquilla. El otro reconstruye.


¿Y por qué los recomiendo?

Porque trabajan desde adentro, no sólo en la superficie.

Cuando la piel está flácida, apagada o fina, puedes aplicar relleno… pero muchas veces, el resultado no convence.
¿Por qué? Porque el problema no era volumen. El problema era calidad de piel.

Y ahí es donde los bioestimuladores hacen su trabajo:
Reactivan la producción natural de colágeno, mejoran la firmeza, la textura, la elasticidad.

No transforman tu rostro. Lo restauran.


“Doctor, me lo puse y no noté nada” 😅

Sí, esa es una frase que escucho seguido.

Y es normal. Porque estás esperando un cambio inmediato, como ocurre con los rellenos. Pero esto no va de eso.

Los bioestimuladores no son magia. No son milagros. No son Photoshop.

Son ciencia. Y la ciencia necesita tiempo.

Es como sembrar: primero hay raíces invisibles. Luego, brotes. Y más adelante, frutos.
No vas a ver resultados a los 3 días. Pero dentro de unas semanas o meses, algo empieza a cambiar.

Lo mejor es que ese cambio no se ve artificial, pero sí se nota.


¿Qué resultados puedes esperar? 🌟

Dependerá mucho de tu tipo de piel, edad y cuidados generales.
Pero en líneas generales, estos son los efectos más comunes:

✅ Mejora en la firmeza facial
✅ Reducción de flacidez leve o moderada
✅ Piel con mejor textura y tono
✅ Aspecto más descansado, más fresco
✅ Resultados duraderos (más que muchos rellenos)

No te van a cambiar la cara. Pero sí te van a devolver calidad en la piel.
Y eso, créeme, se nota y se siente.


¿Qué tipos de bioestimuladores existen?

Hoy en día hay varias opciones. Las más conocidas y con buenos resultados son:

  • Radiesse: contiene hidroxiapatita cálcica. Estimula colágeno y tiene un efecto tensor leve desde el inicio. Ideal para rostro, cuello, escote, brazos y manos.

  • Sculptra: hecho con ácido poliláctico. Se usa especialmente para pieles con flacidez moderada. Requiere varias sesiones, pero los resultados son muy naturales.

  • Ellansé: combina efecto inmediato con bioestimulación progresiva. Tiene diferentes duraciones según el tipo (1 a 4 años).

Cada uno tiene sus indicaciones. No se trata de cuál es mejor, sino de cuál es el mejor para ti.


¿Es un tratamiento para todo el mundo?

No.
Y eso también hay que decirlo.

No es para ti si:

❌ Buscas resultados inmediatos
❌ Tienes poca paciencia
❌ Quieres volumen y cambios visibles en una sola sesión
❌ No te gusta esperar o seguir protocolos

Pero sí es para ti si:

✅ Quieres mejorar tu piel a largo plazo
✅ Buscas verte bien sin parecer «arreglada»
✅ Quieres prevenir envejecimiento, no taparlo
✅ Prefieres que nadie note qué te hiciste, pero sí que te ves mejor


Entonces… ¿dónde está la “estafa”? 🤔

En la desinformación.

La mayoría de las personas que se decepcionan con los bioestimuladores lo hacen porque esperaban algo que este tratamiento nunca prometió.

Esperaban un efecto inmediato, como si fuera botox.
Esperaban volumen, como si fuera un relleno.
Esperaban cambiar el rostro, como si fuera una cirugía.

Y no. Los bioestimuladores no hacen nada de eso.
Porque su trabajo es otro: mejorar tu piel desde adentro.


En resumen:

No, los bioestimuladores no son una estafa.
La estafa es creer que todo tiene que verse ya. Que si no cambia rápido, no sirve. Que si no se nota en el espejo, fue un gasto inútil.

¿Te digo la verdad?

Los bioestimuladores sí funcionan. Pero no para todo el mundo.
Funcionan para quien está dispuesto a entenderlos, a esperarlos y a valorar una mejora real, no solo estética.

Funcionan para quien elige invertir en su piel, no sólo en su imagen.

Y eso, para mí como médico, tiene mucho más valor.


¿Quieres saber si es el tratamiento adecuado para ti? Escríbeme, pide tu cita, y lo vemos juntos con calma, con análisis, y sin promesas vacías.

Aquí no vendemos milagros.
Solo resultados reales, con ciencia y piel de verdad. 💬💉

Archivos

¿Te puedo ayudar?